Antes de que Arnie’s Antiques and More tuviera una tienda, tenía pulso.

Latía durante las sesiones nocturnas de clasificación con tarros de monedas y lupas. Resonaba en las conversaciones sobre certificados de oro y águilas de plata que intercambiaban Carl Garza y sus hijos sentados con las piernas cruzadas en el suelo de la sala. Y se apilaba, literalmente, en tres trasteros y ocupaba casi cada centímetro de la casa de los Garza.

Ahora, ese pulso ha encontrado un hogar permanente —y una puerta de entrada— en Glenwood Springs.

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Arnie’s Antiques and More abrió discretamente a principios de abril, pero las raíces del negocio se remontan a décadas atrás. Para Carl y Cynthia Garza, esta tienda no es un nuevo comienzo. Es la continuación de algo que han estado construyendo toda su vida.

“Esta ha sido mi pasión desde los 13 años,” dijo Carl. Empezó con monedas, luego papel moneda, luego sellos. Compraba bolsas de cambio en los bancos y me quedaba hasta tarde revisándolas. Con el tiempo, fue creciendo como una bola de nieve.

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Y así fue: una colección que se apoderó de su casa, su garaje, varios trasteros y, finalmente, de sus vidas.

“Había antigüedades por todas partes,” dijo Cynthia. “En un momento dado, me derrumbé y lloré. Miré a Carl y le dije: ‘Tenemos que hacer algo con todo esto.'”

Lo que hicieron fue construir algo que transmitiera nostalgia y novedad a la vez: un lugar donde se honra la historia, se celebra el arte y cada artículo cuenta una historia.

Todo esto queda plasmado en su lema: “Preservando la elegancia del pasado, renovando lo antiguo.”

Construido en historia—y familia

El nombre, Arnie’s, no es un nombre superficial. Es un homenaje al abuelo de Carl, un hombre que jugó un papel fundamental en su crianza y cuyos valores contribuyeron a forjar la identidad de la tienda.

“Mi abuelo lo era todo para mí,” dijo Carl. “Ponerle su nombre tenía todo el sentido.”

Esa tradición de honrar a la familia está entretejida en la historia de los Garza. Un negocio anterior, un restaurante, llevaba el nombre de la abuela de Carl, Estella. Ahora, con Arnie’s Antiques, continúan construyendo algo arraigado en su legado.

Dentro de la tienda, cada artículo ha sido investigado y etiquetado con cuidado. No encontrarás réplicas producidas en masa que se hagan pasar por antiguas. El objetivo, dijo Cynthia, es la transparencia y la reverencia.

“No quiero que alguien compre algo que parezca antiguo, pero que se fabricó el año pasado,” dijo. “Estos artículos fueron elaborados con habilidad e intención. Merecen ser comprendidos.”

Una colección que se hizo más conocida con el tiempo

Lo que comenzó como un pasatiempo infantil se convirtió en algo que llenaba habitaciones enteras. La hija de Cythia, Morgan Godfrey, lo recuerda con claridad.

“Carl traía monedas a casa todo el tiempo,” dijo. “Nos sentábamos juntos, revisando los rollos que recogíamos del banco, viendo videos de YouTube sobre qué buscar. Eso era normal para nosotros.”

Con el tiempo, los Garza comenzaron a coleccionar más que solo monedas. Sus viajes por Colorado —principalmente viajes de trabajo para la empresa de asfalto de Carl— se convirtieron en oportunidades para visitar tiendas de antigüedades. Muebles, cuadros, herramientas, máquinas de escribir, cristalería: todo lo que contara una historia volvía a casa con ellos.

“Nuestra casa estaba a rebosar,” dijo Cynthia. “Y quiero decir a rebosar. Armarios, rincones, incluso las paredes formaban parte de la colección.”

El problema no era lo que tenían. Era cuánto había y qué hacer a continuación.

“Nuestra colección se quedó pequeña,” dijo Carl. “Incluso nuestro primer intento de abrir una tienda en Grand Avenue se quedó pequeña antes de que termináramos de mudarnos.”

Fue entonces cuando encontraron su ubicación actual en 251 Soccer Field Road, cerca de la escuela secundaria Glenwood Springs, un espacio amplio y abierto que ofrece más que solo espacio para exhibir. Ofrece potencial.

Más que una tienda

Desde el momento en que entras a Arnie’s Antiques and More, queda claro que no es una tienda de segunda mano. Es un lugar donde viven las historias.

Medallas de la Segunda Guerra Mundial. Estanterías de roble. Lámparas de araña de vidrio soplado. Máquinas de escribir con teclas que aún suenan como hace 80 años. Las paredes están llenas de piezas que parecen haber esperado décadas para volver a ser vistas.

“Esto no es algo que se encuentra en una tienda de segunda mano,” dijo Cynthia. “Esto está cuidadosamente seleccionado. Investigamos cada pieza. Contamos su historia.”

Y ese compromiso va más allá del comercio minorista. Los Garza están explorando planes para expandir el espacio y convertirlo en una casa de subastas local, algo que el valle actualmente carece. También están considerando alquileres para eventos como bodas, reuniones y otras reuniones comunitarias.

“No solo intentamos vender cosas,” dijo Carl. “Intentamos evitar que se pierdan: en los vertederos, con el tiempo, con el olvido.”

Para Cynthia, la misión siempre ha sido dar a las piezas el espacio que merecen y dar a la gente la oportunidad de disfrutarlas.

“Hay algo especial en ver cómo alguien se ilumina al conectar con una pieza,” dijo. “Se nota que le recuerda algo. De eso se trata.”

Reconocidos y finalmente aliviados

Los Garza han recibido una cálida respuesta de la comunidad, incluso antes de celebrar la inauguración formal. Una conocida de toda la vida visitó la tienda recientemente, echó un vistazo y abrazó a Cynthia.

“Me dijo: ‘Estoy muy orgullosa de ti. Te va a ir muy bien,'” recordó Cynthia. “Y eso se me quedó grabado.”

También se le quedó grabado a Morgan, quien ha visto de primera mano el gran peso que este proyecto le ha quitado a su madre.

“Mi mamá me ha llorado incontables veces por la cantidad de cosas que tuvieron que afrontar,” dijo. “Ahora, al abrir esta tienda, puedo verlo en su rostro: está orgullosa. Por fin puede respirar.”

Un sitio para recordar

Los Garza no tienen prisa. Su local de Grand Avenue permanece abierto solo con cita previa, mientras que la sala de exposición principal en Soccer Field Road ya está abierta al público mientras continúan preparándose para una gran inauguración.

Pero incluso en sus primeras etapas, la tienda está cumpliendo su misión: preservar el pasado, pieza por pieza, y hacerlo accesible a cualquiera que entre por la puerta.

“Queremos que la gente sienta algo al estar aquí,” dijo Carl. “Ya sea nostalgia, curiosidad o simplemente aprecio por cómo se hacían las cosas antes.”

Y como dice Cynthia: “Esta ya no es solo nuestra historia. Ahora también es la de la comunidad.”